En publicaciones anteriores nos hemos referido a la Web1 como una Internet libre, caracterizada por una democratización de la información afirmada por un acceso libre y gratuito. Sin embargo, la experiencia de Internet tal como la conocemos ahora, dista demasiado del ethos de los protocolos libres y abiertos que pusieron las bases de la gran construcción de la Internet. Es decir, la Web2 o de segunda generación, la Internet tal como la conocemos y utilizamos actualmente, estructurada sobre los protocolos de la Web1, en algún sentido ha traicionado el espíritu de la primera generación de Internet. Las grandes aplicaciones estructuradas sobre aquellos ligeros protocolos, libres y gratuitos, no son ahora ni libres ni gratuitas. Por el contrario, incluso aquello que tiene apariencia de gratuidad en la Web es pagado por los usuarios al alto precio de los propios datos, de la propia privacidad. De este modo, en Internet se ha replicado el sistema socio-político mercantil característico de occidente, haciendo de ella un lugar más de centralización, explotación, monopolización del poder, etc. ¿En que sentido la Web3 intenta recuperar el espíritu de la Web1? ¿Es posible posible hacer efectiva una experiencia alternativa al sistema extractivista occidental?
La Web3 nace con la creación de la tecnología blockchain, que surge de la mano de bitcoin. Precisamente, en lo próximos días, el 31 de Octubre se cumplen 14 años de la publicación del white paper, del proyecto, de Bitcoin por Satoshi Nakamoto. Esta tecnología, en efecto, se plantea como revolucionaria, pero no meramente en términos tecnológicos, sino que quiere ser revolucionaria respecto de una situación socio-económica considerada injusta. No es casual que bitcoin nace a finales de 2008 luego de la crisis financiera global desencadenada por el problema de los créditos hipotecarios en E.E.U.U. El surgimiento de bitcoin en este contexto constituye una contestación al sistema financiero vigente y una reacción frente a la crisis que produjo, abriendo la posibilidad de un nuevo sistema monetario o, al menos, un sistema de intercambio de valores alternativo en el Internet.
De este modo, la idea de Bitcoin fue dada a conocer aquel 31 de octubre de 2008 con la publicación del white paper, y el 3 de enero de 2009 se lanza esta criptomoneda con el minado del primer bloque de la cadena de bloques de bitcoin. Este bloque génesis lleva incrustado un mensaje, como una especie de prueba de tiempo, que dice lo siguiente: “The Times 03/ene/2009 Canciller al borde de un segundo rescate financiero para los bancos". Se trata de un titular del diario The Times. De este modo, el bitcoin quiere plantearse como una alternativa al sistema financiero global, occidental-capitalista. En efecto, la identidad de Satoshi Nakamoto es aún desconocida, aunque se cree que es un pseudónimo que no hace referencia a una sola persona sino a un grupo, no se sabe y, probablemente, nunca se sabrá quién o quiénes están detrás de este nombre.
Satoshi Nakamoto publicaba en una lista de mails de cypherpunks, es decir, un grupo de activistas, muchos ingenieros, que se dedicaban y defendían la criptografía y mantenían convicciones y objetivos políticos bien definidos. Personas que creaban tecnología con proyecciones y fines sociales y políticos bien determinados. Formaba parte de aquella lista, por ejemplo, Julian Assange, entre otros.
Por lo tanto, laWeb3 emerge bajo el signo de una revolución oculta contra un sistema financiero considerado perimido y fraudulento. Surge con este sello que representa la propuesta de repensar la estructura socio-económica global. En efecto, la estructura de este sistema se reflejó en el Internet como lo conocemos hoy, la Web2, los gigantes de la economía mundial son, en efecto, los gigantes de la Internet. La centralización propia del sistema financiero mundial se ve reflejada en la estructura de la Web2, donde unos pocos actores tienen poder y propiedad sobre todo lo que está en juego y los usuarios son actores pasivos. Esta segunda generación de Internet se constituye como una capitalización de los protocolos libres y abiertos de la Web1, de los que se han aprovechado las grandes empresas.
La desproporción de ganancias actual entre las grandes empresas, como Amazon o Meta (Facebook, Whatsapp), en relación a la ganancia que pueden llegar a obtener algunos de sus usuarios, en cuanto creadores de contenidos llega a ser obscena. El informe crypto de la firma a16z es contundente al respecto. La principal, y generalmente la única, ganancia de los usuarios creadores de contenido en la Web2 son los “likes”. Chris Dixon es contundente al respecto. La monetización de ese contenido es totalmente desproporcionada a favor de la empresas y en detrimento de los usuarios. Todo lo que estos generan y producen es, automáticamente, propiedad de las grandes empresas que actualmente centralizan todo el tráfico de Internet. Esta estructura de la Web2 es marcadamente centralizada, extractivista y privatista.
La Web3, por tanto, se ofrece como la recuperación del espíritu de la Web1, como una Internet abierta, de registro distribuido e inmutable no centralizada en monopolios. Es pública y transparente, en el sentido en que su contenido no es privatizado, sino que queda a disposición, es de acceso libre. Del mismo modo, plantea la propiedad absoluta de los usuarios sobre sus datos, contenidos, activos digitales, etc. La blockchain asienta las bases de una nueva forma de entender la economía y el intercambio, también en el sentido amplio de la circulación de los bienes y de los valores.
La Web3 quiere recuperar el espíritu de la web1 en el sentido de:
mayor libertad de acceso a los bienes digitales
mayor y mejor distribución
apropiación y soberanía de los recursos digitales
La blockchain ya tiene esas reglas de juego incrustadas en su misma estructura, en cuanto se trata de un:
registro distribuido,
inmutable,
abierto y público,
que garantiza la propiedad individual absoluta, y posibilita la transferencia de valor.